Este martes 8 de septiembre, todos los feligreses católicos nos unimos en oración para celebrar el nacimiento de la Virgen María, madre de Jesús de Nazaret e hija de San Joaquín y Santa Ana.
Fue para la humanidad el día más hermoso y esperado, pues
era necesario que naciera una mujer digna de ser la madre del Redentor del mundo.
El nacimiento de la Virgen María ha obtenido privilegios
únicos. Ella vino al mundo sin pecado original. María, la elegida para ser
Madre de Dios, era pura, santa, con todas las gracias más preciosas. Tenía la
gracia santificante, desde su concepción.
Después del pecado original de Adán y Eva, Dios había prometido
enviar al mundo a otra mujer cuya descendencia aplastaría la cabeza de la
serpiente. Al nacer la Virgen María comenzó a cumplirse la promesa.
Así mismo la vida de la Virgen María nos enseña a alabar a
Dios por las gracias que le otorgó y por las bendiciones que por Ella derramó
sobre el mundo. Podemos encomendar nuestras necesidades a Ella.
Por: Rodrigo Urquilla.